miércoles, 29 de octubre de 2014

HALLOBLOGWEEN (os dejo DOS micro relatos)

Teresa Cameselle, nos convoca un año mas a la fiesta del terror. Aquí estoy, afilando el miedo.




El llanto de los árboles


Los árboles no caminan…
Me retiro de la ventana y  aprieto fuerte los ojos  queriendo incrustarlos en el hueco de mis pensamientos para borrar la imagen.
Los árboles no, no caminan.
De espaldas a la noche  enciendo el candil,  las ramas cimbrean su sombra  y al aire chirrían como un látigo.
El llanto de los árboles me despedaza el sueño. Comienzan a crujir las paredes.
Por todas las grietas se cuelan las raíces invadiendo la casa, las puertas revientan al ocre de este otoño macabro, por las veredas baja la sangre calmando la sed de las criaturas que caminan  arrasándolo todo.
De cuajo arrancan  mi cabeza  La boca se me ha llenado de savia.
Los árboles caminan… y yo camino con ellos.









 Soliloquio de campanas

La boca me sabe amarga, secos los labios  y el miedo trepando como gusano por la herida de mi nombre.
El musgo ha invadido las tapias, las gárgolas se derrumban al aire sin oponer resistencia, ruina de piedra que se perfila en la sombra de noviembre.
Los grajos danzan buscando huecos dónde refugiarse, como yo, de la tormenta. Tiñen de luto  los cipreses, sus graznidos hacen eco en mis sienes,  son como el llanto de todos los muertos.
Me han cubierto los pájaros, mis manos no pueden espantar su saña y me abandono. La sangre brota a cada picotazo, me despedazan.
El dolor me retuerce las entrañas mientras trato de taponar las cuencas vacías de mis ojos.
Mi grito lo callan las campanas que tañen sin tregua haciendo de la tarde un rescoldo de tristezas. Nadie me oye.
No para de llover. No para el soliloquio de las campanas. No para este cauce rojo que me funde con la tierra.
¡Qué muerte tan lenta!
Yo, sólo pasaba por aquí…



jueves, 23 de octubre de 2014

Relato de jueves: Noticias en un periódico




Guardaba en el último cajón de la cómoda aquellos papeles cuarteados y amarillentos dónde se relataban los acontecimientos más tristes de su vida. Ella no sabía leer pero repasaba una y otra vez las líneas aprendidas de memoria y miraba las fotografías que ilustraban la noticia.
Perdió a su padre en aquella explosión de grisú en las minas de carbón de Villanueva del Rio, en abril de 1904, la mayor catástrofe minera española con casi  un centenar de muertos.
El drama corría de boca en boca, de esquina en esquina, de pueblo a pueblo, de llanto en llanto, dolor que en ningún periódico aparecería jamás.

La injusticia y el hambre vendrían después mientras los políticos se disputaban las medallas…

(El Correo, ABC, El Pueblo -diario republicano de Valencia- Nuevo Mundo, los diarios de la época, la mayor fuente documental, estaban plagados de noticias erróneas y contradictorias. Apenas nadie ha investigado hasta el momento éste gravísimo suceso)




jueves, 16 de octubre de 2014

"Matrimonio impuesto" Un relato para el jueves





Se  apresuró a esconder la muñeca bajo la seda de aquel vestido prestado, se oían voces en el patio de la casa. Llegaban los invitados con sus presentes y cuchicheaban acerca de la dote de Jarima.
Con el dorso de la mano se quitó el miedo que escapaba en una lágrima. Tenía ganas de vomitar mientras se miraba al espejo sin reconocerse bajo la pintura.
La naggafa le ató fuerte el talle, como quien ata un yugo, para que sus carnes infantiles pareciesen voluptuosas a los ojos del novio. Unas ajorcas heredadas de su abuela y otras joyas de alquiler cubrían su belleza que no necesitaba adornos.
Sobre la mesa una bandeja de plata con los anillos, un vaso de leche, el símbolo más puro de la felicidad y unos dátiles símbolo de la prosperidad y dulzura...
Ella querría huir calle abajo a jugar con Halil y Zoraima bajo las higueras, tamizar el sol por la trama de hilos del burka,  al atardecer  volar cometas en las lomas del Rif  y ya en la noche, encendido el candil, escuchar los tambores hasta que el sueño suavizara los latidos…
La han subido al trono, la pasean por la casa mientras cantan celebrando su virginidad. El novio, un primo de su padre venido desde muy lejos, un tuareg de piel azulada, que se la bebe con los ojos.
Bien valen esas carnes blancas los ocho camellos que ha traído desde el Sahel.

Las manos pequeñas de Jarima se han juntado para rezar. 





miércoles, 8 de octubre de 2014

Este jueves, relato: ENCRUCIJADA




No fue fácil.
Me voy -le dije - amargándole el pastel de chocolate.
Guardé las manos en los bolsillos para no ocuparlas con un adiós vacío. 
No miré atrás, no arrastré la culpa, no abrí el buzón de las querencias.  
Apagué la luz, apagué la rabia, apagué los poemas de amor.
Me descalcé en la puerta, me desnudé de pájaros.
Me diluí como veneno en su sed de respuestas, callé mi letanía de derechos.
No lloré para no darle la razón.
Y en ésta encrucijada, aún dudo si me dolerá la sombra, la costumbre o el miedo cuando por fin sea libre, libre, libre.