viernes, 30 de diciembre de 2011

En calidad de mujer



Mírame.
O mejor, cierra los ojos y oye mi voz.
Sitúame en la historia, en tu historia,
sin más etiquetas que la palabra,
sin adjetivos que adornen mi verdad.
Siénteme desde la raíz en tu centro,
recorre la geografía de mis pensamientos
sin que te importe el envoltorio.
Soy tu igual desde el desaliento a la lucha,
desde la rabia hasta la sonrisa,
soy savia en el tronco del deber,
fruto y surco donde germina la vida.
Mi alma está hecha de banderas sin patria.
Mi voluntad es como un junco; firme, pero a merced de la libertad.
La piel de los siglos se resquebraja y ya no hay barreras,
ahora busco tu mano para construir juntos el presente,
quiero caminar con tus pasos, no detrás de ellos.
Una compañera, continuidad de ti mismo, no tu sombra.
Me grita la vida que no me detenga,
que no pida permiso.
En el vaso de la intolerancia no cabe ni una lágrima más
para borrar la sed de aquellos que niegan mis derechos.
Y ahora si… abre los ojos, mírame, reconóceme,
que por hoy solo vengo….en calidad de MUJER.

martes, 27 de diciembre de 2011

Ajeno



Te vas, como la pátina del asfalto bajo el aguacero.
Cambiante al bruno,
sólo pareces otro.
Calas igual de hondo desdibujándome
y ya no se qué arco iris mora en mis harapos.
Borrado, impreciso, ajeno…
Te diluyes en los charcos del tiempo.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Relato de jueves: "Cuento de Navidad"




Los pastores de mi belén de barro, asumiendo la vigilia a la espera del alumbramiento, cuentan las estrellas que se descuelgan de un cielo de papel arrugado.
Nunca se agota el agua del pozo de cartón donde las aguadoras llenan los cántaros. Los patos se zambullen en un rio de engañosa plata. Los peces no beben, ni los camellos cruzan los puentes porque la intermitencia de las luces los espanta.
Los pastores de mi belén de barro tienen rebaños cojos y se reparten los caminos de serrín, las palmeras y el musgo.
Sobre las montañas de corcho se tambalean molinos, castillos y tenderetes.
Sin delimitar territorio, los gallos y los ángeles anunciadores se colocan en las alturas guardando el equilibrio entre el lentisco y el romero.
Los pastores de mi belén de barro sufren la nieve en pleno desierto, se mezclan con las lavanderas, los artesanos, los burros cargados de leña y con los sin papeles que trae de escolta un tal Baltasar, que junto con otros dos visionarios venidos de oriente, se disputan la ruta que marca con chispitas de luz, una estrella con cola.
Las campanas de las torres y las torres sin campanas de los minaretes se arremolinan en torno al establo donde dicen que vendrá un dia de estos el Hijo de Dios. Mientras eso sucede, se llena de paja el pesebre, la misma paja de cada año porque ni el buey ni a la mula comen.
Los pastores de mi belén de barro tañen mudas zambombas al mismo ritmo que marcan el sístole y el diástole de mi corazón de niño.
Alegría intermitente azul, rojo, amarillo, verde…
Feliz Navidad 2011, feliz Nuevo Año 2012 … Ojalá cambie algo más que el color de la tinta.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Elegía




Hoy es mi alma un campo arado
donde los “espurgagüeyes” esculcan los gusanos de la tristeza
para matar tu ausencia.
Ahítos, no levantarán el vuelo,
tal como mi dolor, a ras del suelo que te cubre.
Arada la pena, abierto el surco para la siembra,
en estas manos que ya no te tocan,
acaricio la semilla huera de tu risa,
y no da más fruto que el silencio.
Suplanto al aguacero con el llanto,
Tantas preguntas sin respuestas
horadando en circular agonía el barranco de mi cabeza.
Tu muerte, pedregal que destroza la azada de mi lengua
para no poder llamarte, amigo del alma,
a voces, a veces.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Relato de jueves: "Mascotas"



Odiando el otoño

Apareciste de repente en mi puerta sin cerrojos. Me observaste durante horas por las rendijas de sombra y luz de tu mirada y te quedaste, como se queda el amor, sin pedir permiso.
Tú y tu rincón ocupando todos mis rincones.
Yo te dije... o no te dije nada, eso es lo malo. Pero me acostumbré a tu mundo callado, a tu respiración con compás de nana, a tu olor, a tu paso vacilante mientras recorrías la casa como si fueras mi sombra, y a tu indiferencia por los jazmines del patio.
Tú nunca te mirabas en los espejos y yo me miraba demasiado, sin encontrarme.
Compartíamos los cuencos de barro, la manta de lana, la plata de la luna que filtraba la enredadera, la lumbre y la siesta.
Rara vez fui pródiga en caricias, lo confieso. A cambio, Tú ignorabas mis arrebatos de melancolía. No había por qué enfadarse; la balanza de los sentimientos guardaba un absurdo equilibrio.
Llorábamos a solas, estoy segura. Nos dolía el miedo a perdernos. Era un intento trágico de independencia que nos hacía dependientes de la soledad compartida.
Y mi torpe empeño en que te gustaran mis poemas, mi tarta de manzana, o el otoño. ¡Qué insensible, Tú!
Ahora no se si en las tardes sin relojes era yo quien te buscaba para que pusieras barrotes a mi tiempo, o eras Tú, inquilino a deshora el que abría de par en par mis silencios.
Aun antes de oír mi risa eras cómplice de mi alegría, y mi regazo era tu almohada en los momentos tristes.
Hoy el jardín está lleno de hojas amarillas, la fría enredadera invadió mi casa borrando de los muros tu paso por mi vida.
Estoy sin querer odiando, como Tú, el otoño.
Arrincono mi corazón con tus cenizas y cierro la puerta con cerrojos ahora que te has ido.
Habrá quien me pregunte si tanto te quería... ¡Si solo eras un perro!
Un perro... Mi perro llamado Tú.


(Este es uno de los relatos de mi libro "Entre la cal y el tiempo")